Destrozada por la caída de una rama la estatua de Hércules y la hidra de Lerna, uno de los monumentos más antiguos del Parque del Retiro.
Y Filomena venció a Hércules
Madrid | 31.01.2021
Madrid ha recibido el 2021 con una concatenación de sucesos que han añadido dificultades y dramatismo al complicado –y por desgracia previsible– panorama pandémico. El último sobresalto fue la explosión de gas de la calle Toledo, pero justo antes fue el temporal de nieve y frío que azotó la capital durante dos semanas y que no solo puso a prueba nuestra resistencia y nuestras capacidades frente a las adversidades meteorológicas, sino que dejó un rastro de destrucción en nuestros ecosistemas urbanos. Pero también hay otro damnificado: el patrimonio histórico artístico. Prueba de ello es lo que ha sucedido en el Parque del Retiro con la estatua de Hércules y la hidra de Lerna.
Monumentos mitológicos
El Retiro está salpicado con decenas de expresiones artísticas de temática mitológica, bien en forma de esculturas, bien como pinturas y otros elementos decorativos de edificios o monumentos mayores. La lista es extensa, pero citaremos algunas, además de las dos de Hércules de las que hablaremos hoy; así, tenemos la musa que hay en Cecilio Rodríguez, la estatua de Diana Cazadora, las fuentes de Cupido y del Fauno, la estela de Polifemo en el monumento a Góngora o la náyade y el tritón de la Fuente de la Alcachofa.
Los doce trabajos de Hércules
Hércules fue un héroe de la mitología romana (Heracles en la griega). Hijo de Júpiter, llevó a cabo, en expiación por haber asesinado a su propia familia, los llamados doce trabajos, por los que fue divinizado. De aquella docena de gestas, la primera consistió en matar al león de Nemea, representada en uno de los monumentos mitológicos que engalanan El Retiro y que se encuentra en el Paseo de Coches, unas decenas de metros más al norte de la figura de la diosa Hera, otra escultura de la misma temática que podemos admirar junto a la Casa de Fieras (Biblioteca Municipal Eugenio Trías).
El segundo de sus trabajos, consistente en matar a la hidra de Lerna, inspiró el malogrado monumento que hoy nos ocupa. En esta escultura realizada en mármol, una de las más antiguas del Retiro (podría datar del siglo XVII o principios del XVIII), podíamos ver a Hércules en acción, espada (desaparecida hace tiempo) en mano, descabezando a la terrible hidra con la ayuda de su sobrino, fiel compañero y posiblemente amante, Yolao, cuya figura es lo único que ha quedado en pie tras el paso de Filomena.
Este monumento, al igual que los otros, tuvo diferentes ubicaciones en el parque. Cecilio Rodríguez los empleó para decorar la plaza del Mármol y los aledaños de la Casa de Fieras, espacio que hoy corresponde a los Jardines de Herrero Palacios. Tras varios cambios y tras desaparecer la estatua del efebo que estaba donde hoy está Hera, las dos piezas de Hércules pasaron a ocupar, muy distanciadas entre sí, sendos espacios en el Paseo de Fernán Núñez.
Pero Filomena venció a Hércules
El monumento de Hércules y la hidra de Lerna también se encuentra en el Paseo de Coches, pero mucho más al sur, próximo al Paseo de Uruguay; en una isleta ajardinada, junto a dos enormes aboles: un pino y un cedro. Precisamente este pino, que podría alcanzar los treinta metros de altura, es el que ha perdido una de las ramas principales de su copa, haciendo añicos el monumento al vencerse por el peso de la nieve acumulada entre sus acículas. Al ser de mármol, muy duro pero muy frágil, el impacto ha sido devastador: Hércules ha quedado cortado por los tobillos, separándose además la figura del perro que completaba la escena. De entre el caos de ramas y nieve que quedó se fueron recogiendo las piezas partidas, así como decenas de esquirlas de diferentes tamaños. Parece que Hércules fracasó en su 13º trabajo: resistir a los embates del temporal Filomena.
Una asignatura pendiente más
El Retiro no pasa precisamente por sus mejores momentos. A los daños causados por Filomena se suma una lista de asignaturas pendientes, entre las que destacan el inexcusable retraso en las obras del Paseo de México o la recuperación de la Montaña Artificial y del castillete meteorológico; además de la necesaria revisión y eventual limpieza y restauración de algunos monumentos, como por ejemplo el de la citada Diaza Cazadora, que va camino de volver a perderse entre la maleza, como ya ocurrió antaño. Como digo, la lista es más extensa, pero no me extenderé más por ahora.
¿Qué pensará UNESCO?
El pueblo de Madrid, tan zarandeado por los acontecimientos del ultimo año, bien merece un gesto por parte de sus dirigentes para que El Retiro recupere el esplendor que le corresponde. Pero es necesario algo más que un gesto; se necesita un plan integral de restauración y modernización del Retiro y del Salón del Prado, que son seña de identidad y orgullo de nuestro patrimonio; un plan que implique una voluntad real y la dotación de los medios suficientes para dar el gran impulso que los hagan salir del largo bache que sufren desde hace décadas. Un impulso que se debió dar hace tiempo, por lo menos desde que somos candidatos a Patrimonio Mundial por UNESCO, aunque esto, hasta la fecha, no parece haber sido razón suficiente.