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Marzo en El Retiro. Un mes en el que todo se transforma.
Esta entrada es una actualización de otra que se publicó el 3 de marzo de 2020 con la intención de dar algunas claves para disfrutar mejor el inicio de la primavera. Pero claro, solo unos días después llegaron la pandemia y el confinamiento, lo que implicó que el artículo, más alla de ser útil como pieza divulgativa, digamos que quedó en papel mojado respecto a su finalidad más vivencial.En este artículo voy a mostraros imágenes tomadas durante marzo en los últimos años. Marzo es un mes interesantísimo, lleno de cambios.
Cambios en el termómetro
A principios de mes las temperaturas –siembre hablando estadísticamente- suelen bajar, aunque algunos años el frío ha vuelto casi en abril. Es como si el invierno, sacando pecho, iniciase su acto final. Lo que sí se puede decir es que en este mes tendremos grandes variaciones de temperatura. Habrá días fríos y los habrá también deliciosamente primaverales. En marzo de 2017, por ejemplo, tuvimos una copiosa nevada en Madrid después de haber disfrutado de semanas de tiempo primaveral. Os dejo un video que grabé junto al Palacio de Cristal. Era el día 23 del mes.
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Cambios fenológicos
Sacar conclusiones y determinar tendencias a partir de las estadísticas meteorológicas se puede decir que se está convirtiendo en un ejercicio de adivinación. Los vaivenes de los acontecimientos y la inusitada intensidad con que los fenómenos meteorológicos hacen acto de presencia dificultan la elaboración de previsiones fiables en el medio plazo. Lo que sí está constatado es que cada año va siendo más cálido que el anterior. Negar, o siquiera poner en duda, el calentamiento global es algo que ha quedado para los «todo-escépticos».
Cada año surgen nuevas cuestiones en el terreno de la fenología, que es la ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos. Desde mi experiencia como mero observador, sobre todo en el último lustro, la tendencia al cambio se ha ido marcando cada vez más, año tras año. De este modo, parece ser que los ciclos de algunas plantas podrían haber cambiado. Como ejemplo, estas dos imágenes de los magnolios tulíperos de los Jardines de Herrero Palacios. Una se tomó a finales de marzo de 2015 y la otra es de finales de este pasado febrero de 2020. Un mes de diferencia.
Cambios en los cielos
Marzo es un mes muy entretenido en lo meteorológico y en lo fotográfico. Aunque es más lluvioso que febrero, lo suele ser menos que abril. Pero lo más llamativo de este tercer mes del año es que es transicional, lo que implica que el tiempo, especialmente las temperaturas, cambia mucho de unas semanas a otras.
Que en Madrid llueve poco es algo que todos sabemos. Además, acostumbra a hacerlo por las noches, por lo que marzo, aunque suele tener más días de sol que nublados, es un mes en el que es habitual tener días con nubosidad pero sin lluvia diurna. Por cierto, los amaneceres y las puestas de sol de marzo son una pasada, especialmente en esos días de nubes y claros.
Hemos dicho que también hay muchos días despejados. En estas condiciones y en esta época del año la luz conserva todavía la amabilidad del invierno, por lo que se pueden contemplar escenas preciosas y hacer fotografías muy bellas.
Otra de las características de este mes es que el aire suele estar muy limpio. Los vientos y las lluvias se encargan de dar un respiro a los sufridos pulmones de los madrileños. Además, esta limpieza se traduce en claridad, algo muy de agradecer a la hora de hacer fotografías. Los días despejados, que también los hay en marzo, acostumbran a ser espléndidos, por las agradables temperaturas y por la increíble nitidez que se obtiene al disparar.
Cambios en la conducta de los animales
Otra transformación es la del comportamiento de las aves del Retiro. Las especies invernantes, como los cormoranes o las gaviotas, van desapareciendo a medida que las poblaciones se van desplazando hacia el norte. Los gorriones, los carbones y los herrerillos, que en el invierno más crudo siempre están por todas partes buscando energía, comienzan a ser menos visibles y también menos confiados con los humanos. En marzo se empieza a ver pajaritos con ramitas en el pico, mientras que sus cantos cambian a otros registros; comienzan los cortejos y se percibe claramente que las aves comienzan a estar en modo reproductivo.
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Cambios en el paisaje
En este mes el parque experimenta grandes transformaciones. El acontecimiento más notorio diría que es el inicio de la vuelta del color. Durante el invierno El Retiro exhibe unas bellezas con calidades de grabado, como en blanco y negro. Marzo trae de vuelta, progresivamente, el verde de los caducifolios. La transformación del paisaje es asombrosa. Los otros colores los aportan las flores. Este es el mes en que, con variaciones entre años, florecen los prunos, las mimosas, los almendros, los magnolios tulíperos y ya, hacia la última semana, los espectaculares árboles del amor.
El paisaje sonoro, pieza clave en la percepción sensorial de un espacio verde que alberga tanta biodiversidad como nuestro querido parque, también cambia. Los pájaros, como adelantaba antes, cantan distinto; y también cantan mucho más. Por ejemplo, el maravilloso canto de los mirlos regresa a las madrugadas.
Cambios en nuestro organismo
Marzo es el mes en el que llega la primavera meteorológica, y al igual que ocurre con el advenimiento del equinoccio de otoño, el cambio estacional provoca reacciones del organismo que, por decirlo de alguna manera, cambia de modo de funcionamiento. En esos días del año es habitual sentir falta de energía y cansacio. Son los efectos de la llamada astenia primaveral que también afectan al sueño y al estado de ánimo. Según mi experiencia, no hay mejor terapia que dar largos paseos, sobre todo en los días soleados, aunque también sientan bien en cualquier otra circunstancia.
Lo que nunca cambia: la belleza intrínseca del Retiro
El Retiro es un parque con fondo y forma. Esta última, como vemos se ve alterada, no ya cada estación, sino cada día. En realidad el año tiene infinitas estaciones en El Retiro. Nunca me canso de decir que El Retiro es una joya todo el año, precisamente por ese fondo de belleza histórica que atesora. Un espacio tan variado y con tantos elementos histórico-artísticos desvirtúa los mitos de la primavera y el otoño como estaciones ideales para la contemplación del paisaje. En lo fotográfico ocurre un poco lo mismo. Es cierto que el verano es quizá la estación más monótona, pero aún así el parque tiene tanto potencial que también en el estío se puede uno lucir como fotógrafo, sobre todo a primera y ultima hora del día.
Creo que el invierno, la estación a la que empezamos a decir adiós, es tan estimulante como cualquier otra, pero no cabe de duda de que la primavera tiene muchos alicientes a cuyo disfrute, como cada año, nos aplicaremos.
Muchas gracias.
Antonello Dellanotte