Tesoros de la Candidatura de Prado y Retiro a Patrimonio Mundial por UNESCO

Otros tesoros

El Palacio de Cristal

Ricardo Velázquez Bosco en la zona Prado y Retiro

Texto y fotografías por Antonello Dellanotte | Madrid, 10 de enero de 2019

En los perfiles de El Retiro que gestiono en las redes sociales leo a menudo, en los comentarios de las fotos del Palacio de Cristal que publico, la siguiente frase: «Mi edificio preferido de Madrid». Y la verdad es que esta devoción tiene su porqué; porque esta singular edificación, cautivadora de por sí, no se percibiría del mismo modo sin su entorno; en pocos lugares de la capital se concentra tanta belleza.
La actuación que se diseñó en el Campo Grande a finales del XIX, en pleno boom tecnológico e industrial a nivel mundial, era una apuesta estratégica. España quería tratar de tú a tú con el resto de países de Europa y la organización de eventos y ferias internacionales era una de las claves. Así, en sólo cuatro años, entre 1883 y 1887, El Retiro albergaría dos importantes muestras: la Exposición Internacional de Minería, para la que se construyó el Palacio de Velázquez –se llama así por Velázquez Bosco, no por Diego Velázquez- y ya, en 1887, el Palacio de Cristal, que sería sede de la Exposición Internacional de Filipinas.


Información visitas
Entrada gratuita
Abril – septiembre: 10:00 - 22:00 h
1 octubre - 30 octubre: 10:00 - 19:00 h
Noviembre – marzo: 10:00 - 18:00 h
Días de cierre: 1 y 6 enero, 1 de mayo y 25 de diciembre. Los días 24 y 31 de diciembre cierra a las 15 h.


El Palacio de Cristal
El Palacio de Cristal. Abril de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte


El Palacio de Cristal
El Palacio de Cristal en marzo de 2014. ©2020 Antonello Dellanotte

Supervivientes

Ya después, a principios del siglo XX el parque también acogería un considerable numero de eventos internacionales, aunque de aquello no queda rastro, pues las construcciones que se fueron utilizando, o eran efímeras en su concepción, o sencillamente no aguantaron el paso del tiempo. En cambio, tanto al Palacio de Velázquez como al de Cristal, el transcurrir de los años les ha sido favorable. Supervivientes de la Guerra Civil, han llegado a nuestros días inscritos en un paisaje de bellezas amplificadas por el crecimiento del arbolado y la evolución de su entorno verde. Parece que hubieran estado siempre allí.

El Palacio de Cristal
El Palacio de Velázquez. Marzo de 2014. ©2020 Antonello Dellanotte

La Exposición Internacional de Filipinas

Filipinas fue colonia española desde 1566 hasta 1898. Hacia 1887 España conservaba aún las joyas de la corona en el terreno colonial, pero comenzaba a haber dificultades que, no mucho después, conducirían a la pérdida de esas posesiones ultramarinas.

Germán Gamazo, Ministro de Fomento durante el reinado de Alfonso XII y también de Hacienda y Ultramar en la regencia de María Cristina de Hasbsburgo-Lorena, fue el político responsable de elaborar el Real Decreto de 19 de marzo de 1886 que definía el proyecto para la muestra internacional. En su parte expositiva señalaba el objeto principal del evento: «Que los industriales lleguen á un conocimiento completo y práctico de las producciones filipinas para utilizarlo en bien de la Península y de las islas, es el objeto principal del decreto que se somete á la aprobación de V. M.».

Para la exposición también se utilizó el Palacio de Velázquez y hay que decir que quien la visitase no solo podía encontrar plantas y objetos, sino también personas. Eran tiempos en los que se clasificaba a los pueblos entre salvajes y civilizados. La esclavitud había sido legal hasta hacía poco –y de facto seguía existiendo, sobre todo en las colonias– y todavía en aquellas fechas había vivos debates sobre el asunto. Por ello, no es de extrañar el dudoso trato que se dio a los nativos filipinos exhibidos como parte de una especie de zoo humano; algo que en nuestros días, con toda lógica, sería impensable.

El Palacio de Cristal
Interior del Palacio de Cristal durante la Exposición Internacional de Filipinas
Cigarreras junto a una típica construcción filipina durante la Exposición Internacional. Foto: Jean Laurent/Memoria de Madrid
Un grupo de nativos filipinos posa en las escaleras del Palacio de Velázquez tras recibir una condecoración de la reina María Cristina. Foto: Jean Laurent/Memoria de Madrid

Para apreciar este punto procede traer este texto de Memoria de Madrid: «…también se expusieron en el Retiro, a modo de parque zoológico humano, diversos indígenas para los que se reconstruyeron varios poblados con técnicas tradicionales. Y es que en esa época era común este tipo de espectáculos. Otras capitales europeas ya habían exhibido “negros salvajes”, tal y como aparecía en la publicidad, en Barcelona o fueguinos en París. En esta ocasión, Madrid recibió a 43 indígenas filipinos, incluyendo, “algunos igorrotes, un negrito, varios tagalos, los chamorros, los carolinos, los moros de Joló y un grupo de bisayas». Al parecer todas estas personas fueron mejor tratadas que en otros lugares de Europa, y para probarlo se cita que “solamente” murieron cuatro de ellas, afectadas por enfermedades para las que no tenían defensas o por el frío que se empezó a instalar en la capital conforme se acercaba el invierno. Eso sí, fueron recibidos por la Regente María Cristina en el Palacio Real, para después volver a casa en barco». Alucinante.


Ricardo Velázquez Bosco. Fotografía tomada probablemente a princios del siglo XX. Autor desconocido. Fuente: Universidad de Huelva.

El Arquitecto

Ricardo Velázquez Bosco es uno de los arquitectos más destacados de la España de finales del XIX y principios del XX. Nacido en Burgos el 21 de marzo de 1843 y padre del llamado eclecticismo enfático, dejó la impronta de su estilo en algunos de los edificios más bellos y emblemáticos de Madrid.

Pero su apreciable influencia trascendió sus propias creaciones, extendiéndose sobre las de otros grandes arquitectos, como Antonio Palacios, de quien fue profesor en la Escuela de Arquitectura, de la que, por cierto, Velázquez fue director hasta su jubilación; así, la mano del burgalés también está en cierto modo presente en otras icónicas edificaciones del patrimonio arquitectónico de la capital.

Velázquez Bosco en la zona Prado y Retiro

En este artículo nos centramos en el Palacio de Cristal, pero son varias sus aportaciones a la zona de El Retiro y el Salón del Prado, donde Velázquez desarrolló algunas de sus más notables creaciones, como el Palacio de Fomento, la estufa para la Exposición de Filipinas de El Retiro, que hoy nos ocupa y conocida por todos como el Palacio de Cristal y el Pabellón para la Exposición Nacional de Minería, denominado hoy Palacio de Velázquez, también en El Retiro. Además, Velázquez diseñó la reforma y restauración del Casón del Buen Retiro, devastado por el ciclón del 12 de mayo de 1886.

El Palacio de Fomento, actual sede del Ministerio de Agricultura. En primer término, la répica de la Fuente de la Alcachofa en la Glorieta de Carlos V. Agosto 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
Fachada oeste del Casón del Buen Retiro, restaurado por Velázquez Bosco. Junio 2017. ©2020 Antonello Dellanotte

Otras obras en Madrid

El estilo de este arquitecto también se puede contemplar en otros puntos de Madrid; como el edificio de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía y del Consejo de Minería, el del Ministerio de Cultura, el Palacio de Gamazo y la sede del Centro Superior de Estudios para la Defensa –originariamente Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos de Madrid-.

Fuera de Madrid

Aunque la mayor parte de la producción de Velázquez Bosco se concentra en Madrid, trabajó también en otras provincias, tanto como en funciones de arquitecto propiamente, como de restaurador. Destacan entre sus creaciones la Escuela de Ciegos y Sordomudos de Santiago de Compostela, el Panteón de la Duquesa de Sevillano, en Guadalajara, o el Gran Hotel de Boñar, en la provincia de León. Como restaurador colaboró en los trabajos de recuperación de la Mezquita de Córdoba, la Catedral de León o el Monasterio de la Rábida. Vaya curriculum…

Edificaciones con estilo propio

Todos los grandes creadores tienen algo en común: estilo propio; una seña de identidad fruto de una visión personal que, unida a la propia experiencia, impregna sus obras de ciertas características comunes que conforman esa personalidad y a la que consciente o inconscientemente el artista se va manteniendo más o menos fiel a lo largo de su trayectoria. Y esto es algo que sucede con Velázquez Bosco y que se hace especialmente patente en sus singulares proyectos constructivos integrales, tipo palacio o palacete, construcciones aisladas de otras edificaciones que no comparten medianerías en ninguno de los lados de su perímetro. No obstante, el estilo de Velázquez Bosco también es perceptible en el diseño de las fachadas de los edificios pareados que también forman parte de su catálogo, como es el caso de la sede del Ministerio de Cultura, en la calle de Alcalá número 34.

La variedad de materiales y la profusa decoración de las fachadas, elementos característicos de las obras de Velázquez Bosco. Estatua de Antonio Ulloa, de José Alcoverro y detalle de una ventana en el Palacio de Fomento. Marzo 2018. ©2020 Antonello Dellanotte
Velazquez Bosco
El espectacular interior de la Escuela de Minas, en Ríos Rosas, 21; también obra de Velázquez Bosco, el edificio fue inaugurado en 1893.

La belleza de lo rotundo

A mi parecer, y sin ser entendido en arquitectura, el arte de hacer bello lo rotundo es uno de los méritos de este hombre, porque sus edificios, por lo general mucho más anchos que altos y reforzados en las esquinas con torreones o soluciones similares, recuerdan a construcciones fortificadas; pero al mismo tiempo, las calculadas proporciones de sus elementos, la riqueza de sus fachadas y pórticos, la contrastada variedad de materiales constructivos empleados, así como la rica ornamentación con cerámicas y esculturas, dan como resultado conjuntos de deslumbrante belleza y armonía. Si esto es lo que se llama eclecticismo enfático, he de decir que como aportación es algo que el patrimonio de Madrid debe reconocer y agradecer.

El Palacio de Cristal
Vista lateral/trasera del Palacio de Cristal. Marzo de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte

El Palacio de Cristal, máximo exponente de la Arquitectura de Hierro y Cristal en España

Aunque no se trata ni de lejos de su creación más compleja, el Palacio de Cristal es la niña bonita de los proyectos de Velázquez Bosco. Lo es por su abrumadora singularidad y por sus tan específicas cualidades constructivas, que confieren a este invernadero mágico una personalidad y un encanto fuera de toda duda.

El Palacio de Cristal
El Palacio de Cristal, de noche. Noviembre de 2018. ©2020 Antonello Dellanotte
Alzado del Palacio de Cristal. Fuente: COAM

El Palacio de Cristal
El Palacio de Cristal rodeado de personas en la festividad del 1 de mayo de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte

Ficha arquitectónica

Pabellón Estufa de la Exposición de Filipinas de 1887.
Tipo de construcción: arquitectura cultural/científica.
Año: 1886 – 1887.
Arquitecto: Ricardo Velázquez Bosco.
Ingeniero de estructuras: Alberto de Palacio Elissague.
1ª Restauración: Ángeles Hernández-Rubio Muñoyerro : 1975.
2ª Restauración y recuperación funcional: José de la Dehesa Romero : 1994-1998.
Protección: BIC MONUMENTO 1977
Gestión: Museo Reina Sofía
Fundación Arquitectura COAM


La influencia de Joseph Paxton

Inspirado en el descomunal –y malogrado– Crystal Palace que Paxton erigió en 1851 para la Exposición Universal de Londres, nuestro Palacio de Cristal representa la más destacable aportación de España a la llamada Arquitectura de Hierro y Cristal. El novedoso concepto del arquitecto inglés que aportaba una permeabilidad visual y una ligereza hasta entonces inéditas, se plasma a la perfección en la estufa del Retiro. Y lo hace en un asombroso ejercicio de síntesis que conjuga magistralmente las revolucionarias cualidades arquitectónicas del concepto de Paxton con la inmediatamente reconocible impronta del estilo de nuestro genio burgalés.

El Crystal Palace londinense. Philip Henry Delamotte (1821–1889) - Smithsonian Libraries

Levantado en tiempo récord

Parece increíble que esta joya del patrimonio madrileño, que llevamos más de 130 años disfrutando, se alzase desde la nada en tan solo cinco meses. Un plazo de ejecución, hay que decirlo, absolutamente impensable hoy en día. Además, a diferencia de otras construcciones con finalidades similares, el Palacio de Cristal se creó con vocación de permanencia. Aunque su uso primigenio fue el de un invernadero que exhibiría flores y plantas exóticas traídas de Filipinas, se consideró su idoneidad para futuras muestras como museo de ultramar, idea que con la posterior pérdida de nuestras colonias, debió de quedar pronto vacía de sentido.

El Palacio de Cristal
Interior del Palacio de Cristal en una exposición en 2012. ©2020 Antonello Dellanotte

Concepto, construcción y ornamentación

La construcción corrió a cargo de Bernardo Asín, previo diseño estructural del ingeniero Alberto de Palacio. Como señala la web de Fundación Arquitectura COAM, «su planta asemeja una cabecera de iglesia gótica, con ábside, dos brazos y un deambulatorio a modo de girola, coronado por una espléndida cúpula de 24 m. de altura y cuatro paños, que sobresale por encima de las demás cubiertas, éstas realizadas con bóvedas de medio cañón. La estructura es totalmente de hierro, a excepción del pórtico de acceso, configurado por columnas y semicolumnas de orden jónico. Se accede y se sale por una amplia escalinata de granito, rematada por una terraza cerrada con una balaustrada corrida. Los paramentos no acristalados se decoran con azulejos del célebre ceramista Daniel Zuloaga».

Palacio de Cristal
La cúpula del Palacio de Cristal. Marzo de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
El Palacio de Cristal durante la hora azul. Marzo de 2015. ©2020 Antonello Dellanotte

El lago del Palacio de Cristal

En las trazas de la actuación que se hizo para el Campo Grande, que incluían tanto el Palacio de Cristal como el de Velázquez, había otros elementos importantes que definirían con gran tino el paisaje que el paso del tiempo ha ido trayendo hasta nuestros días.

Hablamos del lago artificial que se extiende a los pies del palacio, que completa y complementa la propuesta paisajística de este enclave único. Su géiser, la abundante avifauna que puebla el lago y el –ya maduro– arbolado que rodea el lugar, conforman una combinación completamente embelesante. Es, sin duda, uno de los sitios más hermosos de Madrid.

El lago estaba conectado con la Ría de Patinar mediante un canal que fue cegado a principios del siglo XX.

El Palacio de Cristal
El lago del Palacio de Cristal. Noviembre de 2012. ©2020 Antonello Dellanotte

Elementos perdidos

Desgraciadamente, en la lista negra de disparates cometidos contra nuestro patrimonio histórico-arquitectónico hay que incluir el que acaeció en los años veinte del siglo XX. Inexplicablemente, se demolió el Pabellón Árabe, otra pintoresca edificación –también obra de Velázquez Bosco– que completaba el paisaje.  Estaba situada sobre la actual plataforma-mirador de rocalla en cuyo vano se ubica la gruta aventanada que conecta por el sur del lago el Palacio de Cristal con la parte oriental del lago.

Imagen del Campo Grande, todavía sin apenas arbolado. A la izquierda podemos ver el Pabellón Real, o Pabellón Árabe, otra creación de Velázquez Bosco desaparecida a principios del siglo XX

Flora y fauna

No se puede imaginar el paisaje visual y sonoro del Palacio de Cristal y su entorno sin la abundante vegetación que lo rodea y la variada fauna que lo puebla.

Árboles

Rematada en su parte occidental por portentosos plátanos (Platanus hispánica), el área en la que se inscriben palacio y lago cuenta con otras muchas especies arbóreas que enriquecen poderosamente el conjunto.

Plantados en el agua misma, los maravillosos cipreses de los pantanos (Taxodium distichum) –con el ostensible abultamiento inferior de sus troncos– proporcionan preciosas escenas de una marcada estacionalidad, en la que destaca el vivo color rojo que adquieren sus hojas en los meses de octubre y noviembre.

Los castaños de indias (Aesculus hippocastanum) aportan su intrínseca belleza, también muy variada según la época del año y especialmente hermosos –para mí al menos– cuando, durante el invierno, pierden sus hojas, resultando en una desnudez de excelsa belleza.

Aunque hay otras especies muy interesantes en el entorno, como el pinsapo (Abies pinsapo), la encina (Quercus Ilex) y los árboles del amor (Cercis siliquastrum), destaca sin duda entre todos el portentoso cedro del Himalaya (Cedrus deodara) que está en la pequeña rotonda vallada que une los caminos al sureste del lago.

El Palacio de Crista
En primer término, un pinsapo. Más allá, un magnolio alejandrino, cipreses de los pantanos y tras el Palacio, plátanos de sombra. Abril de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
A la izquierda, el portentoso (y recién podado) cedro del Himalaya. Diciembre 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
La belleza de los castaños desnudos es deslumbrante. Enero 2017. ©2020 Antonello Dellanotte.

Fauna

El agua del lago concita la presencia de numerosas formas de vida animal que conviven a las puertas del Palacio de Cristal. Sumergidas en las verdes y opacas aguas hay gran cantidad de carpas (Cyprinus carpio) y reptiles, principalmente galápagos de Florida (Trachemys scripta elegans), estos últimos declarados especie exótica invasora tras el boom de importaciones desde EEUU a mediados y finales de los años 90 del siglo XX.

La avifauna es muy diversa y cambia en función de las estaciones, debido a los movimientos migratorios de algunas especies. En el medio acuático, por supuesto encontramos todo el año –cada vez en mayor número– los ánades reales (Anas platyrhynchos) y esos otros patos hibridados de extrañas proporciones que son ciertamente llamativos, pero que parecen algo contrahechos.

El Palacio de Cristal
Numeroso ejemplares de galápago de Florida se apiñan en una de las rampas habilitadas para facilitar la salida del agua de los animales del lago. Abril de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
Un macho de azulón. Octubre 2019. ©2020 Antonello Dellanotte

Durante el invierno llegan cada año algunos cormoranes (Phalacrocorax carbo) procedentes de las latitudes más septentrionales de Europa. Verlos posados, en el suelo o sobre la copa de un ciprés de los pantanos secando sus alas, es todo un espectáculo. Uno de los pájaros que más me fascinan.

También, algunos años, se ve alguna garza real (Ardea cinérea) sobrevolando el estanque o dando cuenta de algún pez a la hora de su desayuno.

El Palacio de Cristal
La tristemente desaparecida pareja de cisnes negros que habitó el parque durante más de una década. Noviembre de 2015. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
Un cormorán grande ameriza en el lago del Palacio de Cristal. Marzo 2019. ©2020 Antonello Dellanotte

A las especies acuáticas se unen las sempiternas palomas (Columba livia), los hermanos gorriones (Passer domesticus), los audaces carboneros (Parus major/ater) y herrerillos (Cyanistes caeruleus); los mirlos madrugadores (Turdus merula) y otras especies más o menos habituales como, por citar algunas, pitos reales, estorninos, urracas, petirrojos, mitos, mosquiteros o currucas.

El Palacio de Cristal
Carbonero común. Noviembre de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
Una paloma torcaz (Columba palumbus). Noviembre de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
El maravilloso petirrojo europeo (Erithacus rubecula). Octubre de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte

Uso actual

En la actualidad, al igual que sucede con el Palacio de Velázquez, el Palacio de Cristal es un espacio expositivo gestionado por el Museo Nacional Reina Sofía. En su interior, el museo organiza exposiciones temporales.

El Palacio de Cristal
«Cuatro moldes» de Charles Ray. Abril de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
«Cuatro moldes» de Charles Ray. Abril de 2019. ©2020 Antonello Dellanotte
El Palacio de Cristal
«Invisibles» de Jaume Plensa. DIciembre de 2018. ©2020 Antonello Dellanotte

Otros hechos históricos relevantes

En mayo de 1936, tan solo semanas antes del levantamiento franquista, Manuel Azaña fue designado, en una calurosa sesión, Presidente de la República en una votación especial que no pudo celebrarse en el Congreso por falta de espacio, ya que concurrían casi mil compromisarios. Azaña fue elegido por una holgada mayoría, concretamente con 754 votos a favor del total de los 847 votos emitidos.

Votación para la designación del Presidente de la República. Mayo de 1936


RetiroExperience, fundada en 2015 por Antonello Dellanotte es la plataforma divulgativa del patrimonio global del Parque de El Retiro.


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